San Roque (Tazones 2019)
José Manuel Fueyo Méndez EL PERRO DE SAN ROQUE En el mundo del "descafeinado" en el que vivimos hasta la fe cristiana corre el peligro de ser descafeinada por muchos para hacerla más digerible. Y, dentro de la fe cristiana, se incluye el culto a los santos, cuya personalidad y virtudes nos caen tan altos que nos arreglamos para rebajarlos, de manera que nos resulten más cercanos. Ahí tienes, por ejemplo, al más popular, San Antonio de Padua, que era un cúmulo de virtudes y a nivel popular quedó con el cliché de ser un santo casamentero y el intercesor más socorrido para encontrar objetos perdidos. Su tocayo, San Antonio abad, era hombre de mucha oración y vida de silencio, pero resulta más fácil digerirlo como patrono de los animales domésticos. San Roque tuvo las agallas de dedicarse a atender a los afectados por la peste, allá por el siglo XIV, arriesgando su propia vida, es decir, cumplió al pie de la letra el mandamiento del Señor de amar hasta dar la vida